El Papa Francisco, que debía presidir el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, no pudo finalmente asistir por el intenso frío en la capital italiana.
Fue el cardenal Angelo De Donatis, vicario de Roma, quien llevó a cabo esta ceremonia de Semana Santa. Francisco, todavía debilitado por su reciente bronquitis, siguió el Vía Crucis desde su residencia de Santa Marta.
El acto religioso, que congregó a cerca de 20 mil fieles que desafiaron las bajas temperaturas, estuvo dedicado “a las voces de la paz en un mundo en guerra”.
Refugiados provenientes de Oriente Medio, Sudamérica, África y la Península Balcánica cargaron la cruz y relataron, a través de las voces de actores y periodistas, las atrocidades de la guerra, el terrorismo y las migraciones forzadas.
En la décima estación, la más impactante de este Vía Crucis, un niño ucraniano y otro ruso describieron los horrores derivados del conflicto bélico que azota a sus países.
cabe recordar que en 2022, Francisco, que había hecho llevar la cruz a una rusa y a una ucraniana, había sido acusado de poner al mismo nivel a las dos partes beligerantes.
Sin embargo, el Pontífice quiso confirmar la línea diplomática de la Santa Sede, que pretende facilitar el diálogo entre Rusia y Ucrania para retomar el camino de la paz.