La derecha española logró este miércoles que el Congreso reconozca al excandidato antichavista Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, mientras el jefe del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, mantiene su apuesta por una salida negociada para que se imponga la voluntad de las urnas.
La crisis de Venezuela y la llegada de González Urrutia a España, donde se encuentra desde el domingo bajo asilo político, se ha colado de lleno en la agenda política española, al punto de destapar las diferencias entre los partidos progresistas y nacionalistas que conforman el bloque que apoya al gobierno de Sánchez.
El Partido Popular, líder de la oposición, ha logrado sacar adelante su propuesta para reconocer a González con 177 votos, procedentes de la derecha y de grupos nacionalistas, como los vascos, aliados habituales de los socialistas, que se han quedado en minoría con sus socios de izquierda.
Aunque la proposición no de ley aprobada hoy no tiene ninguna trascendencia jurídica, es un golpe de efecto.
La iniciativa pide además el fin de la represión contra las protestas, la liberación de los presos políticos y que se contribuya a la seguridad personal de la líder opositora María Corina Machado y el propio González Urrutia.
Al mismo tiempo, solicita que el Ejecutivo lidere el reconocimiento de González Urrutia en las instituciones europeas, con el objetivo de que el 10 de enero de 2025 tome posesión como presidente de Venezuela.
La votación se produjo después de un acalorado debate, que se alargó por horas en el Congreso el martes, y en el que la derecha acusó al Ejecutivo de Sánchez de no reconocer a González Urrutia para favorecer a Nicolás Maduro, mientras cientos de venezolanos se manifestaban frente al Parlamento para demandar que se validase el triunfo del antichavista.