La bancada del Partido Republicano anunció este martes que buscará en el Tribunal Constitucional (TC) la cesación en sus respectivos cargos de la ministra de Defensa, Maya Fernández, y su tía y senadora Isabel Allende –ambas militantes socialistas-, después del polémico y fallido proceso para comprar -por parte del Ejecutivo- la residencia del derrocado presidente Salvador Allende (1970-1973) en Providencia.
“La causal aquí se ha provocado, entonces, estamos en una situación muy grave”, dijo el diputado Luis Sánchez.
“Tenemos una ministra de Estado y una senadora que están de facto, de pleno derecho, cesadas en el cargo, que siguen ejerciendo todas las funciones y las potestades que tienen producto de este cargo y que no las debiesen estar ejerciendo”, agregó el parlamentario.
Según aseguró Sánchez, existe “una afectación a nuestra democracia gravísima de la cual el Presidente de la República no se está haciendo cargo y, por lo tanto, nos obligan al Congreso Nacional a ejercer las facultades que tenemos; en este caso, acudir al Tribunal Constitucional, y ojalá que el TC se pronuncie a la brevedad”.
En esa línea, la bancada republicana llamó públicamente a Fernández a tomar ella la decisión de renunciar a su cargo en el Gobierno.
La polémica y fallida compraventa
El Gobierno decidió no adquirir la casa del antiguo mandatario y fundador del Partido Socialista (PS) en calle Guardia Vieja, cuyo precio superaba los 900 millones de pesos, debido a que una de las propietarias es su nieta: la secretaria de Estado.
El fallecido presidente vivió en dicho inmueble junto a su familia, siendo posteriormente heredada a su hija, la senadora Allende, quien se la vendió a sus sobrinos Alejandro y Maya Fernández, en 1998.
La fallida transacción siguió escalando en La Moneda al punto de que el Presidente Gabriel Boric pidió ayer la renuncia a la ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, quien lideró las gestiones para la venta de la casa.
En medio de la polémica, la familia de Salvador Allende salió a defender el proceso y, también, a respaldar la decisión de La Moneda de no perseverar en la compra tras las críticas: “Nuestra única motivación ha sido que la casa se transforme en un museo, como ocurre con los sitios republicanos simbólicos en tantas partes del mundo”, resaltó la sucesión.