La última encuesta de la empresa Criteria Research, realizada en abril, mostró una aprobación del Gobierno del 33% (subió tres puntos respecto de la anterior) y una desaprobación del 57% (también subió, pero solo un punto). Los movimientos no tuvieron eco en la oposición: la desaprobación de esta llegó al 67%, mientras que la aprobación fue de solo 12%.
Cristian Valdivieso, director de Criteria, puso en contexto los números: por ejemplo, que la aprobación del Presidente Gabriel Boric es una “masa crítica (…) bastante inamovible”; y por otro lado, “el escenario de polarización en el que estamos, que mucha gente, pudiendo no estar muy contenta o muy de acuerdo con la gestión del Gobierno, prefiere darles su aprobación antes que aprobar indirectamente a la oposición”.
“El Presidente tiene una masa crítica bien dura que lo favorece y tiene varias explicaciones: entre otros, gente que está relativamente satisfecha con el Gobierno, pero el escenario de polarización favorece esto: hay gente que puede no estar muy contenta con el Gobierno o con toda la gestión, pero prefiere aprobar antes que desaprobar porque indirectamente le da una suerte de adhesión a la oposición. Pero en lo grueso, hay una crítica y una falta de valoración de la oposición y eso demuestra en general que no son tiempos buenos para la política partidista. Viene desde hace un rato, de los dos procesos constitucionales y hay harta decepción”, planteó.
La salida de la crisis, sumado al ingrediente de la deslegitimidad hacia los partidos políticos, hace “asomar la cabeza y buscar alternativas para salir de la crisis”. Pero no es en la oposición donde se encuentra una respuesta inmediata, a juicio de Valdivieso:
“Los datos, de alguna manera dejan leer que esta desafección con la política incide en que la gente no esté anhelante y esperanzada de que llegue la oposición al Gobierno, porque tiene instalada la idea de que al final del día, cuando un conglomerado es opositor, son muy impugnadores de los Gobiernos; después cambia y la dinámica se repite, y eso genera un descrédito general importante. Más que la gente esté esperando la llegada de la oposición al Gobierno, hay un ánimo de una restauración bastante autoritaria. Lo que demanda la sociedad es firmeza, autoridad, incluso autoritarismo, a riesgo de perder ciertas libertades, porque la angustia que produce la sensación de inseguridad es tan grande que genera esa demanda”.
En la misma línea, advirtió: “Esa demanda aparentemente esté representada por la oposición por estar en las antípodas del Gobierno, pero no necesariamente eso asegura que la oposición tendrá la tranquilidad para gobernar y la legitimidad grande de un año (…) Estamos en un momento de mucho descrédito para la política. Hoy es el momento más claro, o donde el pasto está más seco, para que haya emergencia de liderazgos populistas. ¿Qué pasa que no surgen esos liderazgos? Ya han surgido y han decepcionado a la población: liderazgos populistas u outsider que vienen por fuera de la política tradicional, pero no han resultado”.
Pero en la historia político-electoral del país, los outsiders y populistas ya han aparecido (la desafiliación del Partido de la Gente es una evidencia de ello), pero “no les hemos dado la identidad que han tenido. La sociedad viene impugnando a los incumbentes o a quienes han detentado el poder”. En eso hay también síntomas: por ejemplo, los dos procesos constitucionales fallidos.
Así y todo, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, se erigió como la próxima presidenta de Chile. Ante esto, Valdivieso planteó: “La pregunta es qué tan viable va a ser la gobernabilidad de Evelyn Matthei, porque hemos visto en el último tiempo es que no cuesta tanto llegar al poder, sino mantenerse bien ahí”.
Argumentó ante este escenario: “La derecha tiene que hacer una muy buena lectura respecto de qué es lo que la sociedad está depositando en términos de expectativas sobre la figura de Evelyn Matthei y no asumir, como asumió Republicanos, que esta adhesión a ella tiene que ver con una adhesión a los proyectos de la derecha. Tiene más que ver con una molesta, inquietud o desafección con el Gobierno y la necesidad de cambiar. Pero el cambio por el cambio no necesariamente viene barajado de la legitimidad de la gobernanza que viene en el futuro. La derecha tiene que hacer una muy buena lectura respecto a que esto tiene que ver con una rabia con el actual Gobierno que con una valoración respecto de las propuestas, ideas e incluso las ideologías propias de la derecha”.
Hacia el final, adelantó el debate que vendrá, cambiando el estado del ánimo de la sociedad desde 2019 hasta ahora: “A todos los seres humanos nos dominan ciertas emociones y a partir de esas emociones, finalmente actuamos en la vida. Es mucho más de lo que creemos. A las sociedades les pasa algo similar: es decir, en el estallido social la emoción dominante fue la rabia y la rabia movilizó, en algunos casos con mucha violencia, y era muy impugnadora; hoy la emoción central de la sociedad es el miedo, a muchas cosas, pero en particular a la inseguridad, la delincuencia, al crimen organizado y la migración descontrolada. Ese miedo pone en contexto una sobrevaloración de los temas de seguridad: no vamos a conversar sobre otros temas sino es de seguridad, es lo que se tomará la agenda en el próximo tiempo y en la próxima elección presidencial”.
“Las capacidades que tiene el actual Gobierno de hacerse cargo de la inseguridad ayudan a tener una mejor posición a la oposición, pero eso no significa que la gente piense que la derecha está efectivamente en condiciones de hacerlo muy bien en esas materias. Por otro lado, ha cambiado la emoción de base por el contexto de inseguridad. Pero eso lleva a que la sociedad quiera entregarle a Carabineros y las Fuerzas Armadas la legitimidad y la capacidad de actuar frente a esta situación. Eso no significa que la sociedad haya visto cambios objetivos institucionales, ni en carabineros ni en fuerzas armadas, para que la realidad haya cambiado con la fuerza que cambió respecto de lo que pasaba en 2019. Es importante legislar que los tiempos no van a ser siempre los mismos y en algún momento lo central va a ser que cuando actúe carabineros o las FF. AA. esa actuación no sea cuestionada por la sociedad, cuando la seguridad no sea el tema más agudo”, cerró.